Vientos de progreso
Hoy nos encontramos en un punto de inflexión en el que la energía renovable suele ser más barata que los combustibles fósiles basados en el carbono. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) afirma que la demanda de combustibles fósiles alcanzará su punto máximo en 2030. Las energías renovables superarán al carbón como principal fuente de electricidad en 2025 (5). Esta evolución está relacionada con los avances tecnológicos, las economías de escala, las subvenciones públicas y la inversión empresarial. Estos nuevos vientos para las renovables son motivo de optimismo, pero la transición a fuentes de energía bajas en carbono presenta un doble riesgo para muchas industrias y empresas.
Los retos de la transición no son uniformes. Las industrias que dependen de los combustibles fósiles para el calor o las reacciones químicas siguen luchando por encontrar alternativas renovables financieramente viables. Se están haciendo grandes avances en los biocombustibles, las pilas de combustible de hidrógeno y la energía geotérmica, así como en la tecnología para crear energía de baterías para las grandes industrias que queman combustibles fósiles, como la siderurgia.